Los atropellos de animales salvajes tuvieron una elevada máxima al finalizar el confinamiento de primavera. Durante semanas, mientras la población se encontraba en sus hogares, la vida salvaje se acostumbró a campear a sus anchas por carreteras e incluso por algunas calles y parques de ciudades y pueblos. Partiendo de la base que la fauna silvestre no sabe identificar o interpretar lo que es una carretera, es normal por decirlo de alguna manera la alta siniestralidad que genera la red viaria sobre las especies animales. Los atropellos pueden ser la causa de muerte no natural más impactante en cifras, ya que incontables animales no son vistos por nadie ni en el momento del atropello ni después. Siempre, inconscientemente pensamos en grandes ejemplares (ciervos, jabalíes, aves de mediano y gran tamaño…) pero la realidad es que miles de ejemplares de especies más pequeñas mueren a diario en las carreteras de este país sin ser contabilizados en ninguna lista, en ninguna base de datos. El caso de hoy, obedece al tópico de animal grande, además atropellado por un vehículo también voluminoso como es un camión. El suceso ocurría cuando un puñado de buitres se alimentaban de una oveja muerta junto a la carretera. En el momento de pasar el camión levantaron el vuelo y este ejemplar fatalmente impactó contra la mole de hierro. Gracias a la guardia civil de tráfico, pudo ser recogido y en pocas horas intervenido en el quirófano del hospital de AMUS de una grave fractura en una de sus patas. Aún, las miradas del equipo veterinario son interrogativas cada día que es atendido ya que su pronóstico todavía está en el aire. Esperemos que en horas se levante sobre su pata intervenida, arranque a comer y vaya lentamente mejorándose.
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