Se dice que el primer conato de vida surgió en el agua y se cuenta también que la vida espirará o estará en debacle cuando el mismo elemento sea tan escaso que su acceso despierte el mayor de los deseos…
El agua como recurso se diluye entre las manos de un mundo que la ha acopiado con sed insaciable, las masas hídricas languidecen a duras penas en unas sociedades que han pasado de venerarlas a codiciarlas en un uso tan insostenible como irracional. Todo depende de esa sustancia incolora que se convierte, ahora más que nunca, en un sistema vascular con hipoxia, con déficit de un oxigeno y una pureza que hace que todo se tambalee.
El cambio climático, la escasez de precipitaciones y la extracción enloquecida por las necesidades de una sociedad ostentosa, hacen de este sistema clave para la vida la debilidad más estrepitosa del planeta.
Ríos, embalses, lagunas, arroyos, torrenteras, gargantas, manantiales…son la red por la que se transportan las moléculas que hacen que todo funcione, si falta algo del todo el engranaje se oxida, deja de funcionar. Los ecosistemas asociados a los escenarios hídricos soportan comunidades biológicas de incalculable valor, especies tan dependientes a ellos que su degradación o contaminación ya es una misiva enorme de pérdida de Biodiversidad; es más, la desecación o contaminación de estos espacios suponen una seria fractura a ciclos tan antiguos como las migraciones, flujos vitales para que todo se desarrolle con normalidad…el planeta se basa en la fragilidad, cualquier modificación acarrea consecuencias a veces impensables.
Hoy, navegamos entre la abnegación a reconocer las graves repercusiones de la acción humana, ante una huida hacia atrás pensando que todo es natural, que el calor, el frio, las lluvias torrenciales, la desertificación, los cauces secos y llenos de plásticos o desechos forman parte de una etapa que no tienen que ver con nuestra actitud de irresponsabilidad.
La gran plataforma en donde se sustenta la vida está en serio peligro, su cuidado es tan perentorio que supone uno de los mayores retos de la sociedad tecnológica del mundo actual.
En Extremadura, así como en muchas otras partes del país personas anónimas se agruparán el próximo domingo para aportar su ayuda en el mantenimiento y conservación de estos ecosistemas. Da igual el lugar y la gente que se congregue, es un acto cargado de simbolismo y de reivindicación.
Este domingo, día 12 de septiembre, cientos de personas diseminadas por toda la geografía limpiaremos pequeños espacios de zonas húmedas de basuras y otros restos humanos. Súmate y hazlo en compañía o en solitario.
Puedes enviarnos tus fotos a info@amus.org.es
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