Ella representa esa proporción casi anecdótica de aves que se recuperan tras sufrir una descarga eléctrica. Este ejemplar de Águila imperial, una de las rapaces más amenazadas del planeta, ingresó en el hospital de AMUS con signos clínicos compatibles con una electrocución. Desde el primer instante, es decir desde el primer segundo hasta el último en su tratamiento, se ha trabajado con la escrupulosidad propia de aquello que depende de un hilo, de aquello que puede desmoronarse en cualquier momento. Después de más de dos décadas atendiendo a fauna salvaje herida, delante de nuestros ojos y ante una aplastante frustración, hemos visto como cientos de aves, muchas de ellas muy amenazadas han fallecido, ha habido que amputarles parte de sus alas o simplemente se han quedado de irrecuperables condenadas de por vida a vivir en cautividad. Hoy, podemos romper esa estadística apabullante y deciros que contra toda previsión y si nada se tuerce, esta Águila de la imagen podrá volver a su lugar de origen. Para AMUS, este hecho encierra un enorme valor y refrenda la necesidad de avanzar, de buscar maniobras nuevas en la medicina de nuestros pacientes. Si se consigue liberar, irá al amparo de la DGS de la Junta de Extremadura, provista de un emisor Gps para su seguimiento. Queremos agradecer a la DGS la estrategia “amenazas” que nos permite desarrollar en colaboración estas importantes acciones con especies de gran valor.
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